¡Nuestra serie “Pregúntele al experto” ha vuelto! Esta vez, la audióloga Carrie Meyer, Au.D. de Amplifon Hearing Health Care responde las preguntas más frecuentes sobre la pérdida auditiva y cómo está conectada a su salud general.
¡Nuestra serie “Pregúntele al experto” ha vuelto! Esta vez, la audióloga Carrie Meyer, Au.D. de Amplifon Hearing Health Care responde las preguntas más frecuentes sobre la pérdida auditiva y cómo está conectada a su salud general.
“Mi audiólogo me preguntó si tenía antecedentes de cardiopatía, diabetes o problemas de equilibrio. Sólo vine a que me revisen la audición, ¿qué tienen que ver estas otras afecciones con mis oídos?”
Aunque no lo crea, sus oídos pueden decirnos mucho sobre su salud física general. La buena audición depende del flujo sanguíneo, de la salud de las células cilíadas y de la limpieza de los canales auditivos. Afecciones como cardiopatías, presión arterial alta, cáncer, diabetes e incluso algunos medicamentos pueden afectar a todos estos factores, con la consecuencia de la pérdida auditiva. Un estudio incluso descubrió que el 78.5 % de los participantes con una audición insuficiente o deficiente padecía al menos una afección crónica adicional [1]. Además, si tiene pérdida auditiva, también corre riesgo de demencia, depresión, caídas que causen lesiones y aislamiento social.
También es importante que un profesional de la salud auditiva compruebe su audición. Al igual que su especialista en audición, le hará preguntas sobre su salud general para obtener una mejor imagen de lo que puede haber provocado su pérdida de audición y cuál es el mejor método de tratamiento.
Cuando se trata de su salud física, está todo conectado. La buena noticia es que, cuando realiza cambios positivos a través de los alimentos y el ejercicio, los beneficios reverberan en todo su cuerpo, incluidos los oídos.
Hacer cambios drásticos en su rutina puede parecer abrumador, pero no tiene que hacerlo todo a la vez. Realizar cambios graduales puede facilitar la transición. Incluso cosas simples como cambiar la mantequilla por el aceite de oliva y usar las escaleras en lugar del elevador pueden marcar una gran diferencia. Trabajar con un nutricionista o entrenador personal puede ayudarlo a crear un plan adaptado a sus necesidades.
